1.2.07

¿Dónde queda el amor?, ¿dónde la compasión?

El pasado lunes se denunciaba en un colegio de Alicante el abandono de un niño de cuatro años de edad afectado con síndrome de Down.


La dirección del Colegio Público Azorín, a donde el menor acude, pasó varias horas de la tarde del lunes tratando de localizar a sus padres después de que nadie acudiese a recogerle a la salida. Los retrasos de la madre, quien, supuestamente, se encargaba de recoger al niño, eran habituales; y en ocasiones llegaba a recogerle en estado ebrio. En otras ocasiones, a causa de su ausencia, había sido localizada por medio de otras madres.
Esta vez, al ser imposible localizar a ninguno de los progenitores en las direcciones que estaban en conocimiento del centro, se determinó ponerse en contacto con la Policía Local de Alicante y con técnicos del área de Acción Social.
Más tarde, la policía localizó al padre del niño, quien reconoció que la madre tiene un problema de alcoholismo. Sin mayor preocupación, añadió que él se pasa todo el día trabajando y no puede cuidar de su hijo, porque para eso está ella.

La Asociación Alicantina Síndrome de Down (que considera “indignante” el caso), junto con los agentes de policía, decidieron comunicar el caso a la Fiscalía de Menores de Alicante, la cual decidió que el menor pasara la noche en el Hogar Provincial, donde se encuentra actualmente.
Las últimas noticias del caso nos informan de que la Conselleria de Bienestar Social de la Generalitat de Valencia ha asumido la tutela del niño y ha hecho un llamamiento a la sociedad para encontrarle un hogar; pues, tras realizarse un estudio de la situación del niño y de su entorno familiar, ha sido declarada su situación de desamparo.

¿Qué situaciones pueden llegar a concurrir en una familia para que se dé un caso como este?, ¿cómo es posible que unos padres puedan llegar a tal nivel de despreocupación por el fruto de su sangre? (no digo de su amor, que eso ya es mucho suponer).
Quizá lo mejor que le pueda pasar a este niño es ser acogido en un nuevo hogar, éste sí fundado por el amor, pues:
"La compasión es […] la esencia del amor espiritual humano, del amor que tiene conciencia de serlo, del amor que no es puramente animal, del amor, en fin, de una persona racional." (M. de Unamuno)
Kuklops

1 comentarios:

Anónimo dijo...

llegará un momento en el que tengamos que hacer tests para determinar quien se merece ser padre o madre y quien no.
imagina ahora a estos padres. que razones te darían para haberlo hecho? tengo una mente demasiado retorcida para pensarlo la verdad...

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